Los niños norteamericanos solo consumen diariamente entre 30 y 50 mg de DHA. No es extraño que los niños consuman menos DHA, ya que los alimentos que lo contienen de forma natural se limitan a las vísceras y el pescado azul, algo que los niños pequeños no suelen comer con frecuencia. Además, unos malos hábitos de alimentación o una dieta no equilibrada, así como las alergias alimentarias, hacen que a los padres les resulte difícil garantizar el aporte óptimo de DHA a sus hijos.
Afortunadamente, a medida que aumenta la concienciación sobre la importancia el DHA, se está prestando más atención a los beneficios que puede aportar a los niños el hecho de aumentar el contenido de DHA en su dieta diaria. El conocimiento cada vez mayor de las fuentes alimentarias del DHA y la inclusión de DHA en las leches de continuación/preparados para lactantes y ciertos alimentos fortificados facilitan que personas de todas las edades, también los niños, puedan obtener este importante nutriente en su dieta diaria.