Un estudio realizado en Australia indica que el 31 % de los veganos elige esta dieta porque les preocupa el medio ambiente (1). Y los veganos y vegetarianos no son los únicos en preocuparse por la ética alimenticia. La compra de alimentos éticos supone cerca del 10 % de todas las compras de alimentos en el Reino Unido. Para contextualizar esta cifra, digamos que equivale al doble de las ventas de tabaco. Este es el decimotercer año consecutivo de crecimiento de las ventas de alimentos éticos.
Por lo tanto, teniendo esto presente, vamos a repasar algunas de las mejores estrategias para comer de forma sostenible.
1. Compre productos locales
Puede resultar tentador comprar productos de otros lugares del mundo fuera de temporada, pero rara vez son tan sabrosos como los que se compran directamente al productor. Cuando los alimentos se trasladan de un país a otro o recorren largas distancias, en el transporte se queman combustibles fósiles. Los alimentos de producción local suelen estar más frescos, cuestan menos y saben mejor. Intente comprar en mercados agrícolas locales o, mejor aún, cultive sus propias verduras o intercambie productos con amigos y vecinos. Además, si compra productos locales su dinero revertirá en su comunidad local y ayudará a mantener los pequeños negocios. Conocer a las personas que producen lo que comemos no solo es bueno para el medio ambiente, sino también para la comunidad local.
2. Reduzca envases
El plástico, el metal y otros materiales que se utilizan para el envasado suelen acabar en el vertedero. Cuando sea posible, intente reutilizar los envases. Reutilice las bolsas de la compra, elija bolsas de plástico recicladas de polietileno de alta densidad para la basura y plantéese comprar alimentos a granel y repartirlos después en casa en recipientes más pequeños. Los alimentos mínimamente procesados implican menos envases y menos uso de energía en su producción, así que concéntrese en comprar y consumir alimentos básicos en lugar de productos con largas listas de ingredientes artificiales.
Evite los productos desechables siempre que sea posible. En lugar de usar platos y cubiertos desechables, utilice los de verdad. Si no tiene más remedio que usar desechables, asegúrese de elegir productos aptos para el plan de reciclaje local.
3. Elija pescado sostenible
Todos conocemos los beneficios de los omega 3 DHA y EPA para la salud. Pero ¿cómo satisfacemos nuestras necesidades comiendo a la vez de forma sostenible? Hay dos opciones básicas.
Si está entre las personas que comen pescado, dedique un tiempo a conocer las prácticas de pesca sostenibles. La sobrepesca puede tener un impacto considerable en ecosistemas marinos enteros. Elija peces capturados con técnicas sostenibles. Pueden ser de piscifactoría o capturados en el medio natural. Si son de piscifactoría, intente elegir pescado procedente de explotaciones acuícolas certificadas. Si han sido capturados en el medio natural, elija pescado que se regenere rápida y fácilmente. Una de las mejores maneras de empezar es preguntar al pescadero o al cocinero si el pescado que va a comprar se pesca de forma sostenible; aun si no saben la respuesta, la conversación servirá para sensibilizarles.
Otra opción es complementar la dieta con omega 3 DHA de algas. El DHA de algas procede de las microalgas que comen los peces, ¡por eso son tan ricos en omega 3! El DHA de algas constituye una forma sostenible de obtener los omega 3 de alta calidad que pueden favorecen la salud del corazón, la mente y las articulaciones.
Comer de forma sostenible no solo es bueno para el medio ambiente, sino también para la conciencia. Por lo tanto, diseñe estrategias factibles que puedan ayudarle a comer de forma más sostenible.