El ácido araquidónico, o ARA, es un ácido graso omega-6 poliinsaturado (PUFA) que se encuentra en todo el cuerpo. Es el omega-6 más abundante en el cerebro, representando aproximadamente el 48 % de los ácidos grasos omega-6 localizados allí.1,2,3,4 Algunas de las fuentes alimentarias de ARA son la carne, las aves de corral y los huevos. En la primera etapa de la vida, la leche materna es la principal fuente dietética de ARA (y también de DHA)5, ya que contiene de forma natural ambos ácidos grasos. Curiosamente, los niveles de ARA en la leche materna son relativamente estables independientemente de la dieta de las madres, lo cual sugiere la importancia biológica del ARA en el desarrollo del bebé.6,7
El ARA y el DHA se consideran nutrientes condicionalmente esenciales en los primeros meses de vida8 y, como demuestra la ciencia, desempeñan un papel crucial en la estructura y la función de los tejidos, la función inmunitaria y el desarrollo del cerebro y la retina durante la gestación y la primera infancia.9,10,11 Las fuentes alimentarias de ARA y DHA son necesarias para mantener los niveles de estos dos ácidos grasos en los bebés y los niños pequeños dada su capacidad limitada para convertir sus precursores, el ácido linoleico (LA) y el ácido alfa-linolénico (ALA), en ARA y DHA respectivamente.12,13,14 El equilibrio de ARA y DHA en las membranas celulares es importante, ya que afecta la función de las células. Aunque el DHA y el ARA tienen funciones discretamente diferentes, su metabolismo y actividad funcional están interrelacionados, y sus beneficios para la salud se caracterizan mejor cuando ambos se combinan.15,16